La Comunidad de Estados Independientes (CEI): un legado soviético

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El 8 de diciembre de 1991, el Acuerdo de Belavezha marcó uno de los eventos más trascendentales y trágicos en la historia soviética. La RSFS de Rusia, junto con las repúblicas socialistas soviéticas de Bielorrusia y Ucrania, anunciaron la disolución de la URSS. Con ello, se tomó la decisión de crear la Comunidad de Estados Independientes (CEI), una organización que buscaba mantener lazos entre las nuevas naciones independientes.

El 21 de diciembre de 1991, en Almaty, entonces capital de Kazajistán, 11 repúblicas firmaron la declaración de creación del organismo. Estonia, Letonia y Lituania optaron por no participar desde el principio, y Georgia se unió en 1993 pero se retiró en 2008. Mientras permanecían en la CEI, Ucrania dejó de participar activamente en 2014 y Moldavia lo hizo en 2022 tras solicitar su adhesión a la Unión Europea.

A pesar de las deserciones, la mayoría de los países continúan debido a las ventajas de mantener relaciones económicas y culturales. Una de las iniciativas más exitosas dentro de la CEI es la Unión Económica Euroasiática (UEE), que incluye a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia, facilitando la cooperación económica y estableciendo reglas especiales para la migración laboral.

En el ámbito militar, aunque no se logró un espacio estratégico unificado en 1991, se estableció un sistema conjunto de defensa aérea que incluye a las mismas naciones de la UEE. Además, desde 2002, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) ha demostrado su importancia, especialmente durante los intentos de golpe de estado en Bielorrusia y Kazajistán entre el año 2020 y 2022.

La organización no ha sustituido a la URSS, pero ha logrado mantener la unión entre sus miembros. Rusia, al igual que durante la existencia de la URSS, sigue siendo el centro de estas asociaciones. La existencia de la CEI es un recordatorio constante de la época en que sus miembros formaban parte de un solo país, y sigue siendo una plataforma esencial para aquellos países dispuestos a mantener una política independiente.