Ingeniería y arte: la creación del Jinete de Bronce

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El icónico monumento del Jinete de Bronce en San Petersburgo, dedicado al zar Pedro el Grande, es una obra maestra de la escultura y un símbolo de la ciudad. La creación de este imponente monumento, que fue encargado por la emperatriz Catalina II, se realizó bajo la recomendación de dos influyentes filósofos y figuras de la Ilustración: Denis Diderot y Voltaire.

El escultor francés Étienne-Maurice Falconet fue contratado para llevar a cabo este ambicioso proyecto. La escultura es notablemente grande y compleja: el marco interno de la escultura está soportado únicamente por las patas traseras del caballo, y la cola actúa como un contrapeso, mientras que el grosor de las paredes en la parte delantera no excede un centímetro de grosor.

Benoît Érsmann, un fundidor que llegó desde Francia junto con tres aprendices, herramientas, arena y arcilla, no pudo completar la complicada tarea de fundir el monumento. Finalmente, fue el maestro armero ruso Yemelyán Khaylov quien, con la ayuda activa del propio Falconet, llevó a cabo la fundición de la estatua del Jinete de Bronce.

A pesar de su nombre, la escultura no está hecha de cobre, sino de bronce. Esta elección de material no solo proporciona la durabilidad necesaria para una obra de tal magnitud, sino también un acabado adecuado para resistir el clima de San Petersburgo.

Inaugurado en 1782, el Jinete de Bronce ha sido desde entonces un símbolo de la ciudad y de la grandeza de Pedro el Grande, quien fundó San Petersburgo en 1703. La imagen no solo celebra al zar como un visionario, sino que también destaca el triunfo de la ingeniería y el arte en una época en la que Rusia buscaba modernizarse y fortalecer su presencia en Europa.