Encuentro real de 1914: Nicolás II y Federico Augusto III antes de la Gran Guerra

HISTORIA

El 7 de junio de 1914, el zar Nicolás II de Rusia y el rey de Sajonia, Federico Augusto III, se encontraron en la estación de tren de Tsárskoye Seló, un evento que simbolizaba la relación entre los dos imperios en la víspera de la Primera Guerra Mundial. Sajonia, una parte integral del Imperio Alemán con su capital en Dresde, vería a su monarquía abolida tras la Revolución de Noviembre de 1918.

El encuentro entre el zar Nicolás II y el rey Federico Augusto III se enmarcó en un contexto de alianzas y tensiones crecientes en Europa. Pocos meses después, el 28 de julio de 1914, estallaría la Primera Guerra Mundial, enfrentando a las potencias aliadas, incluyendo a Rusia, contra las potencias centrales, entre ellas el Imperio Alemán. Este encuentro se convirtió en uno de los últimos momentos de relativa paz antes del caos que envolvería al continente.

Según un artículo del 10 de junio de 1914 en el periódico "San Petersburgo Vedomosti", el rey de Sajonia fue recibido en la catedral por el teniente general barón von Stahl y el coronel Verévkine. Durante la visita, el rey sajón colocó una corona de laurel en la tumba del fallecido emperador Alejandro III, un gesto simbólico de respeto entre las dos monarquías. Tras recorrer la catedral, el rey, acompañado por su séquito, se dirigió al muelle de la fortaleza de San Petersburgo y abordó el bote "Peterhof".

El bote, ondeando el estandarte real, navegó por el río Nevá mientras las tropas formaban fila en los barcos "Strela" y "Neva". A su paso, el bote recibió un saludo de 21 disparos, un honor reservado para la realeza. Después de recorrer el canal marítimo, el bote regresó y atracó en el muelle del Almirantazgo principal, concluyendo el día con la vuelta del rey sajón al Palacio de Invierno en la tarde.

Este encuentro, aunque aparentemente diplomático y ceremonial, ocurrió en un tiempo de incertidumbre y cambios inminentes. Menos de dos meses después, la Gran Guerra estalló, arrastrando a ambas naciones a un conflicto devastador. El rey Federico Augusto III perdería su trono tras la Revolución de Noviembre en Alemania en 1918, mientras que el zar Nicolás II sería derrocado y ejecutado junto a su familia durante la Revolución Rusa de 1917.