De Crimea a Transnistria: la importancia de la Batalla de Izmaíl
HISTORIACULTURA


Las guerras ruso-turcas se extendieron con intervalos durante cinco siglos. Sin embargo, uno de los eventos más notables en esta prolongada historia de conflictos fue el asalto a Izmaíl, que tuvo lugar el 24 de diciembre de 1790. Este episodio no solo consolidó el acceso de Rusia al Mar Negro, sino que también demostró que la superioridad estratégica y la valentía de los soldados podían superar fuerzas aparentemente superiores.
Entre 1787 y 1791, el Imperio Otomano fue respaldado por Inglaterra y Francia en su conflicto contra Rusia. Con este apoyo, los turcos exigieron revisar acuerdos anteriores y devolver Crimea y el Cáucaso. Al recibir una negativa, iniciaron las hostilidades, pero enfrentaron derrotas devastadoras. En diciembre de 1788, la fortaleza de Ochákov, al norte de Crimea, fue capturada por las fuerzas rusas. Varias victorias siguieron, mientras que los turcos retrasaban las negociaciones.
Izmaíl era considerada una fortaleza inexpugnable. Sin embargo, la llegada del invierno complicaba un largo asedio debido a problemas de suministro para las tropas rusas, mientras los otomanos contaban con amplias reservas. El comandante en jefe del ejército del sur, el general-feldmariscal Grigori Potemkin, tomó la decisión crucial de nombrar a Alexander Suvórov como comandante de las tropas, levantando la moral de los soldados y dejando claro que se preparaba un ataque.
Suvórov ofreció a los turcos la oportunidad de rendirse enviando un ultimátum con la nota: "Seraquí, ancianos y toda la sociedad: he llegado con mis tropas. 24 horas para rendirse y habrá libertad; los primeros disparos significarán esclavitud; el asalto, muerte. Lo dejo a su consideración".
El plan del asalto y su ejecución fueron meticulosamente detallados. Aunque las fuerzas eran aproximadamente iguales, las bajas rusas fueron menores, con 1879 soldados y oficiales caídos, frente a 26,000 del lado enemigo.
El 24 de diciembre se convirtió en un día de gloria militar para Rusia, no solo por la victoria en sí, sino por su importancia estratégica. Un año después, la guerra terminó con la firma del Tratado de Paz de Iasi, que formalizó la anexión de Crimea a Rusia y estableció la frontera entre los imperios en el río Dniéster. Para proteger estos nuevos territorios, se fomentó la colonización por parte de rusos y pueblos amigos, formando la actual Transnistria.
La toma de Izmaíl fue un hito que consolidó el control ruso sobre Crimea y Transnistria, demostrando la habilidad estratégica y el valor del ejército ruso. Este evento sigue siendo un recordatorio de la capacidad de resistencia y la ingeniosidad militar que definieron una era de expansión territorial para Rusia.